El nopal es una de las plantas más emblemáticas de América, presente en casi todos los países del continente. En Perú, por ejemplo, se le conoce como Tuna. Este resistente cactus crece en terrenos áridos y rocosos, donde otras plantas no pueden sobrevivir, soportando con fortaleza todas las adversidades.
El nopal puede llegar a medir hasta tres metros de altura. Sus hojas son grandes, carnosas y de forma ovalada, de un verde intenso y cubiertas de espinas, dispuestas de manera característica. De estas hojas surgen flores de un vibrante color rojo, que luego se transforman en frutos de cáscara amarilla y pulpa rosada. Aunque también espinosos, estos frutos resultan ser dulces y refrescantes una vez pelados.
Cualquiera que haya viajado por América probablemente ha tenido la oportunidad de probar el nopal. Aunque se encuentra en todo el continente, su presencia varía considerablemente según el clima y la región. Sin embargo, es en México donde el nopal es más abundante y celebrado. Incluso figura en el Escudo Nacional, donde un águila se posa sobre un nopal con una serpiente en sus garras. Además, en México se conserva una antigua leyenda azteca sobre el origen del nopal.
Según esta leyenda, el dios de la guerra, Huitzilopochtli, dejó a su hermana Malinalxochitl mientras buscaba un nuevo hogar para su pueblo. Malinalxochitl, cuyo nombre significa «flor de malinalli», se asentó en una región montañosa y selvática, estableciendo el reino de Malinalco. Su hijo, Copil, cuyo nombre significa «corona», creció escuchando sobre la traición de Huitzilopochtli y deseaba vengarse del cruel dios.
Convertido en un joven valiente, Copil decidió enfrentarse a Huitzilopochtli. Armado con su chimalli (escudo) y macana (maza), emprendió el viaje hacia Chapultepec, un lugar sagrado para los mexicas. Se dio cuenta de que necesitaba la ayuda de los guerreros de Malinalco, por lo que regresó con mil de ellos. Sin embargo, Huitzilopochtli descubrió sus planes y envió a sus sacerdotes con la orden de sacar el corazón de Copil y ofrecérselo.
Esa noche, en silencio, los sacerdotes encontraron a Copil dormido y le extrajeron el corazón. Al amanecer, sus guerreros encontraron el cuerpo sin vida de su líder. Los sacerdotes entregaron el corazón a Huitzilopochtli, quien lo mandó enterrar entre las rocas del lago.
Al día siguiente, del lugar donde se enterró el corazón brotó un nopal robusto con flores rojas. Así, según la leyenda, nació el nopal del corazón de Copil. Esta planta se convirtió en un símbolo importante en el Escudo Azteca y posteriormente en el Escudo de la República Mexicana, representando la belleza y la fuerza de su origen legendario. Desde este nopal, el águila mexicana emprende su vuelo de gloria.